¡Bienvenidas, putas, fulanas, zorras, coños, voces que no van a ser silenciadas!" El saludo fue recibido este sábado con un furibundo aplauso por las más de mil personas que desafiaron la fuerte lluvia que inundó Washington para marchar en contra de la violencia sexual y el hábito de echar la culpa de ella a las víctimas en el 'Slutwalk DC', la 'marcha de las putas' que ya se ha convertido en un fenómeno mundial.
Jóvenes, mayores, mujeres, hombres, padres y madres con sus bebés, heterosexuales y homosexuales, gente vestida con ropa 'provocativa' y personas que se decantaron por cómodos pantalones cortos y camisetas.
La heterogeneidad de los manifestantes que marcharon desde el parque situado frente a la Casa Blanca hasta un escenario próximo al Obelisco que domina la capital de Estados Unidos contrastaba fuertemente con el mensaje unificado que lanzaron: No es no y no hay excusa alguna para una agresión sexual.
"Ms. Tracy. Soy profesora, no una puta". Tracy Regal desfilaba portando el pequeño cartelito, de formato similar al que usa al comienzo del año escolar para presentarse ante sus alumnos de preescolar y sus padres, enganchado a su estrecho, super corto y escotado vestido negro, acompañado de unas medias de rejilla, botas de alto tacón y mucho, mucho maquillaje.
"Estamos aquí para demostrar que no importa lo que vistamos, no estamos pidiendo ser víctimas", dijo a la agencia dpa.
El 'Slutwalk' o 'marcha de las putas' "es un buen mensaje a enviar diciendo que sólo por el hecho de que quizás nos vistamos de esta manera por diversión, eso no nos convierte en objetos para que alguien venga y nos arrebate nuestra voluntad", afirmó.
Cerca suyo, Theresa, una joven madre, marchaba con su hija Virginia, de dos años.
"Yo fui vícima de una agresión sexual, y he venido con mi hija para demostrarle que eso no está bien", explicó. La corta edad de su pequeña no fue un impedimento para llevarla a la protesta cívica.
"Ya lo entenderá, y tendrá una foto suya en un evento importante".
Esta mujer no fue la única que este sábado llevó a sus hijos a la 'marcha de las putas'. Otras madres y padres también desfilaban con sus bebés en carritos con lemas como "hasta yo sé que no es no".
"Vine porque quería demostrar que hay padres que también apoyan esto ('los Slutwalks') y que van a educar a sus hijos de esa manera", explicó Sam Freund, un residente en la capital que trajo a su hijo.
"¿Me hace esta falda ser un putón?", preguntaba por su parte en una pancarta un hombre fornido que acudió a la marcha en un kilt, la tradicional falda escocesa vestida por los hombres.
Bien lo sabe Shawn Wright, co-organizador junto a su esposa Samantha del Slutwalk en Washington.
"Durante mucho tiempo ni siquiera podía hablar de ello, pero quiero que la gente sepa que yo fui víctima y que el efecto que ello tuvo en mí ha afectado mi vida", explicó en entrevista con dpa.
"Resulta muy engañoso cuando se habla siempre sobre hombres victimizando a las mujeres. Pasa en los dos sentidos y es esencial que los hombres se impliquen" en este tipo de movimientos, agregó.
Siguiendo su llamamiento, Celestino Zapata, un joven de origen mexicano y residente en Washington, acudió este sábado a "mostrar apoyo no sólo por las mujeres, sino también por los hombres", dijo.
Para Zapata, no tienen sentido las críticas que se han hecho desde algunos sectores a este movimiento que surgió en Toronto a comienzos de año después de que un policía recomendara a estudiantes universitarias evitar vestirse como 'fulanas' para no ser víctimas de una agresión. Esto llevó a un grupo de jóvenes a apropiarse del término 'fulana' y convertirlo en un grito de guerra contra la violencia sexual.
Habían nacido los 'Slutwalks' y desde entonces se han replicado en decenas de ciudades de todo el mundo vía redes sociales.
"El nombre es un tanto provocador y tiene que serlo para que la gente despierte y se dé cuenta de que sólo porque etiquetes a alguien de una manera particular no te da el derecho a violarla", sostuvo.
Desde el podio donde víctimas de agresiones sexuales y activistas tomaron la palabra para denunciar la "cultura de la violación" existente en la sociedad, Andrea Bredbeck, escritora y realizadora, además de víctima de violación, celebró los "Slutwalks" como un primer paso contra ideas preconcebidas sobre este tipo de violencia.
"Hoy estamos dando un primer paso para deconstruir la cultura de la violación", celebró Bredbeck, quien está filmando un documental titulado 'La vida después de una violación'".
Los 'Slutwalks' están "en más de 30 ciudades de Estados Unidos. Estamos en Amsterdam, Australia, Hong Kong, Alemania, Nueva Dehli, Reino Unido y Ciudad de México y cada uno de nosotros, en nuestra propia forma idiosincrática, estamos decididos a darle en las pelotas a la forma de pensar globalmente aceptada sobre el asalto sexual y la violación", prometió.
http://www.elmundo.es/
Jóvenes, mayores, mujeres, hombres, padres y madres con sus bebés, heterosexuales y homosexuales, gente vestida con ropa 'provocativa' y personas que se decantaron por cómodos pantalones cortos y camisetas.
La heterogeneidad de los manifestantes que marcharon desde el parque situado frente a la Casa Blanca hasta un escenario próximo al Obelisco que domina la capital de Estados Unidos contrastaba fuertemente con el mensaje unificado que lanzaron: No es no y no hay excusa alguna para una agresión sexual.
"Ms. Tracy. Soy profesora, no una puta". Tracy Regal desfilaba portando el pequeño cartelito, de formato similar al que usa al comienzo del año escolar para presentarse ante sus alumnos de preescolar y sus padres, enganchado a su estrecho, super corto y escotado vestido negro, acompañado de unas medias de rejilla, botas de alto tacón y mucho, mucho maquillaje.
"Estamos aquí para demostrar que no importa lo que vistamos, no estamos pidiendo ser víctimas", dijo a la agencia dpa.
El 'Slutwalk' o 'marcha de las putas' "es un buen mensaje a enviar diciendo que sólo por el hecho de que quizás nos vistamos de esta manera por diversión, eso no nos convierte en objetos para que alguien venga y nos arrebate nuestra voluntad", afirmó.
Cerca suyo, Theresa, una joven madre, marchaba con su hija Virginia, de dos años.
"Yo fui vícima de una agresión sexual, y he venido con mi hija para demostrarle que eso no está bien", explicó. La corta edad de su pequeña no fue un impedimento para llevarla a la protesta cívica.
"Ya lo entenderá, y tendrá una foto suya en un evento importante".
Esta mujer no fue la única que este sábado llevó a sus hijos a la 'marcha de las putas'. Otras madres y padres también desfilaban con sus bebés en carritos con lemas como "hasta yo sé que no es no".
"Vine porque quería demostrar que hay padres que también apoyan esto ('los Slutwalks') y que van a educar a sus hijos de esa manera", explicó Sam Freund, un residente en la capital que trajo a su hijo.
"¿Me hace esta falda ser un putón?", preguntaba por su parte en una pancarta un hombre fornido que acudió a la marcha en un kilt, la tradicional falda escocesa vestida por los hombres.
También un problema para hombres
Y es que también muchos hombres acudieron este sábado a una convocatoria en la que se quiso demostrar que la violencia sexual no es sólo un problema de las mujeres. De hecho, según algunos estudios, uno de cada seis hombres en Estados Unidos han sido víctimas de algún tipo de abuso sexual antes de los 16 años, si bien es un tema poco tratado por los tabúes que rigen en esta materia.Bien lo sabe Shawn Wright, co-organizador junto a su esposa Samantha del Slutwalk en Washington.
"Durante mucho tiempo ni siquiera podía hablar de ello, pero quiero que la gente sepa que yo fui víctima y que el efecto que ello tuvo en mí ha afectado mi vida", explicó en entrevista con dpa.
"Resulta muy engañoso cuando se habla siempre sobre hombres victimizando a las mujeres. Pasa en los dos sentidos y es esencial que los hombres se impliquen" en este tipo de movimientos, agregó.
Siguiendo su llamamiento, Celestino Zapata, un joven de origen mexicano y residente en Washington, acudió este sábado a "mostrar apoyo no sólo por las mujeres, sino también por los hombres", dijo.
Para Zapata, no tienen sentido las críticas que se han hecho desde algunos sectores a este movimiento que surgió en Toronto a comienzos de año después de que un policía recomendara a estudiantes universitarias evitar vestirse como 'fulanas' para no ser víctimas de una agresión. Esto llevó a un grupo de jóvenes a apropiarse del término 'fulana' y convertirlo en un grito de guerra contra la violencia sexual.
Habían nacido los 'Slutwalks' y desde entonces se han replicado en decenas de ciudades de todo el mundo vía redes sociales.
"El nombre es un tanto provocador y tiene que serlo para que la gente despierte y se dé cuenta de que sólo porque etiquetes a alguien de una manera particular no te da el derecho a violarla", sostuvo.
Desde el podio donde víctimas de agresiones sexuales y activistas tomaron la palabra para denunciar la "cultura de la violación" existente en la sociedad, Andrea Bredbeck, escritora y realizadora, además de víctima de violación, celebró los "Slutwalks" como un primer paso contra ideas preconcebidas sobre este tipo de violencia.
"Hoy estamos dando un primer paso para deconstruir la cultura de la violación", celebró Bredbeck, quien está filmando un documental titulado 'La vida después de una violación'".
Los 'Slutwalks' están "en más de 30 ciudades de Estados Unidos. Estamos en Amsterdam, Australia, Hong Kong, Alemania, Nueva Dehli, Reino Unido y Ciudad de México y cada uno de nosotros, en nuestra propia forma idiosincrática, estamos decididos a darle en las pelotas a la forma de pensar globalmente aceptada sobre el asalto sexual y la violación", prometió.
http://www.elmundo.es/
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