Paco y Ana pasean por la Residencia San Camilo.
Sonsoles Mayorga.
Dicen que el
primer amor, aquel que descubrimos en la adolescencia, nunca se olvida, pero ¿y el último? Muchos son los mayores de nuestro país que tras divorciarse, quedarse viudos o simplemente no haberse casado nunca, encuentran de nuevo el amor.
Algunas personas tienen la suerte de conocer a su media naranja en la juventud y pasar toda la vida juntos.
Paco y Ana son una de esas parejas, tras 50 años casados viven felices en la Residencia San Camilo. "Nosotros seguimos igual de enamorados que el primer día", dice Ana mientras su esposo apunta, que es tal la confianza entre ellos que -
con una simple mirada- se entienden.
En muchas ocasiones un miembro de la pareja enviuda y cree que nunca volverá a encontrar a alguien con el que compartir su vida, pero está comprobado que -
sea a la edad que sea- es posible darle una nueva opotunidad al amor.
El caso más reciente y mediático es el de la
Duquesa de Alba -que tras quedarse viuda dos veces- este miércoles
vuelve a casarse por tercera vez a sus 85 años. Su situación no es la única, como la Duquesa hay muchas personas anónimas que también han encontrado el amor en la vejez y que cuentan orgullosos sus historias.
"A los 72 años me volví a casar"
Carmen tiene 80 años y a los 62 se quedó viuda. Tras diez años sin su marido conoció a un andaluz que -como dice ella misma- "le robo el corazón". Al principio no estaba muy convencida de meterse de nuevo en una relación sentimental, pero finalmente y, pese a la oposición de su familia,
a los 72 años volvió a pasar por el altar. "Me casé por la Iglesia e hicimos un banquete por todo lo alto, luego fuimos de viaje de novios", recuerda.
Hace tres años Carmen volvió a enviudar y ahora hace balance de ambas relaciones. Reconoce que con su segundo matrimonio estaba igual de ilusionada que con el primero, aunque también apunta que el sentimiento "no es tan fuerte".
El caso de
Ángel Martín es muy parecido. A los 76 años se casó con una mujer con la que llevaba ocho años de relación y que era algo más joven que él. Recuerda con gran emoción el día de su boda y la ilusión que le hizo a la que es hoy su esposa, Mari, ya que
ella era soltera y no se había casado nunca. "Me acuerdo que se me saltaban las lágrimas de ver lo guapa que iba", recuerda.
"Nos conocimos en el baile, y tras ocho años de relación les dije a mis hijos que me casaba". Ángel está de acuerdo en que el
amor en la vejez es distinto, pero dice que los sentimientos no entienden de edades, y que él ha comprobado que es posible encontrar de nuevo la felicidad.
"He rehecho mi vida pero no es lo mismo"
La historia de
Antonio es diferente. Este
extremeño de 77 años lleva nueve viudo y desde que su mujer murió ha conseguido rehacer su vida varias veces, aunque como cuenta - con la voz entrecortada- “nunca se llega a querer de igual manera". “Muchas noches me acuerdo de mi mujer y lloro mucho”, recuerda.
Tras un tiempo viudo comenzó una relación con una mujer que duró poco más de un año. "Estaba bien con ella, pero hubo algún engaño de por medio y la relación se acabó", explica.
Tras este primer desengaño lo intentó de nuevo con una mujer con la que mantiene una relación a día de hoy y que
dura ya año y medio. Dice que le ciuda pero no de la misma manera que la que fue su mujer. “Nunca nadie llegará a quererme como me quería ella, era muy buena y me cuidaba mucho", reconoce.
En opinión de Antonio las relaciones en una edad madura son diferentes. Una de las características es que, en su opinión,
se discute menos debido principalmente a que
no te tomas las cosas tan a pecho como cuando eres joven. "A veces me callo para no discutir", comenta.
Importancia del apoyo familiar
Algunos familiares se suelen
oponer cuando una persona mayor comienza una relación sentimental, sobre todo
suele ocurrir con los hijos, que no asumen la muerte de uno de sus padres. El caso de Antonio no fue así. Su familia siempre ha aceptado a todas sus parejas. “Nunca me han dicho nada, ellos lo que quieren es que esté bien y sea feliz, cuenta orgulloso.
Carmen no tuvo tanta suerte y su hijo siempre se mostró
contrario a que se casara de nuevo. "Mi hijo murió con 48 años sin hablarme", explica con lágrimas en los ojos". "Nunca aceptó que un hombre -que no fuera su padre- se metiera en mi cama. Me veía como madre claro, no como mujer", cuenta.
La familia de Ángel se comportó de la manera opuesta. "Cuando les dije a mis hijos que me casaba, me apoyaron y
se alegraron mucho por mí. De hecho, tienen mucho cariño a mi actual esposa y la verdad es que se llevan estupendamente", explica.
Una sexualidad diferente
El sexo en la tercera edad es muy distinto, pero se puede
aprender a disfrutar de él de otra manera. “Principalmente se diferencia en la experiencia y en que los sentimientos cobran especial importancia", explica a RTVE. es
María Dolores Ortiz, psicóloga especialista en la tercera edad.
"Es un amor más sereno, las prioridades cambian y cobran más relevancia otros aspectos, hay menos efusividad y menos disgustos ya que a esa edad tenemos un
mejor manejo emocional", cuenta.
Sobre si el sexo se acaba a cierta edad, los psicólogos consultados por
RTVE. es lo desmienten. "Somos seres sexuados desde que nacemos y hasta que nos morimos".
Carmen reconoce que las relaciones sexuales cambian con la edad. "Es distinto un hombre joven que uno adulto", dice. "La pasión que tienes con 20 años está claro que no la vuelves a tener, es una sexualidad distinta".
El psicólogo
Luis Francisco Navio, cree que las características de un amor en la vejez no son tan distintas a las de un amor en edad adulta. "Si lo comparas con un amor adolescente sí que hay diferencias, pero si lo comparas con un amor en edad adulta no se diferencian tanto, salvo
porque tienes más experiencia".
En cuanto a la sexualidad, Navio cree que con el paso de los años
no es tan genital. "El sexo sigue teniendo importancia, pero ganan relevancia otros aspectos como las caricias, el contacto piel con piel... Son otro tipo de sensaciones", explica.
En opinión de Paco el sexo en la tercera edad prácticamente desaparece. "Yo lo intentaría, pero el cuerpo ya no responde, a esta edad es casi imposible", cuenta entre risas bajo la atenta y algo
ruborizada mirada de su mujer
Ana.
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