Un desenfadado paseo hasta un restaurante local con servicio para automóviles se ha convertido en todo un desafío a una ley canadiense de hace 80 años que considera delito mostrarse desnudo en público.
Brian Coldin está acusado de una serie de incidentes a lo largo de los años 2008 y 2009, incluyendo uno en el que supuestamente condujo desnudo su coche hasta un restaurante de comida rápida A&W cerca de su pueblo en Ontario e intentó sacar una cartera de un bolsillo trasero de su inexistente ropa.
Ese incidente y otro parecido en un local de la cadena Tim Hortons dejaron al personal que le atendió “triste, avergonzado, estupefacto, tembloroso e incómodo”, según la acusación.
Sí, ¿pero sufrieron algún daño? y ¿es más importante el impacto de la desnudez de Coldin sobre el público que su libertad a expresar sus creencias naturistas? Esas son las preguntas clave que plantea el equipo de la defensa de Coldin, entre quienes se encuentra Clayton Ruby, uno de los abogados penalistas y constitucionalistas más destacados de Canadá.
Ruby y su equipo argumentan que la sección 174 del Código Penal que prohíbe las demostraciones de desnudez en público es una “extravagancia histórica” que tendría que ser eliminada por completo.
La Ley tiene su origen en un momento especial de la historia de Canadá. El Parlamento la adoptó en 1932, no como respuesta a las costumbres sexuales de la época, sino como un intento directo de controlar las extrañas y a menudas violentas manifestaciones de una secta religiosa conocida como los Hijos de la Libertad.
Una rama radical de los Doukobours (cristianos rusos que emigraron al oeste de Canadá para huir de la persecución zarista), los Hijos de la Libertad rechazaban las regulaciones del Gobierno, y en concreto la escolarización obligatoria de sus hijos.
Como protesta, los miembros de comunidades enteras desfilaban desnudos, en actos que a menudo terminaban con incendios intencionales o confrontaciones violentas con la Real Policía Montada de Canadá.
Pero eso fue en el pasado, sostiene Ruby. Los canadienses contemporáneos “demuestran una tolerancia significativa hacia la desnudez y la desnudez parcial, tal y como reflejan la proliferación de playas nudistas, las escenas de desnudez en la televisión y las encuestas que revelan que un número importante de canadienses tienen tendencias naturistas”.
La Ley atiende a un problema que ya no existe y continúa criminalizando la desnudez en público “sin tener en cuenta si su propósito es indecente o inocente”, lo que según Ruby supone una violación de los derechos constitucionales de su cliente contenidos en la Carta Canadiense de los Derechos y las Libertades.
Pero esa visión no la comparte la mujer que trabajaba en la ventana del drive-through de la cadena Tim Hortons en Bracebridge, Ontario, el 8 de mayo de 2009. Era su primer día en el puesto. Según su testimonio, cuando se inclinó hacia delante por la ventana para darle el cambio a Coldin, se dio cuenta de que no llevaba ni camisa ni pantalones. Coldin insiste en que llevaba una toalla, pero la mujer asegura que sus genitales estaban claramente a la vista.
Tanto la mujer como su supervisora testificaron que se quedaron estupefactas, consternadas e “incómodas”. “Me preocupaba que las empleadas más jóvenes pudiesen verse en esa situación”, asegura la supervisora, Arlene Corbete. Alguna de esas empleadas tenía 14 años.
Durante el juicio, otras personas testificaron que vieron a Coldin desnudo en los alrededores del complejo naturista de unas 12 hectáreas que posee en el corazón de la campiña de Ontario. Todos ellos “describieron sus encuentros con el acusado como momentos que les hicieron pasar vergüenza, temor o un profundo rechazo a volver al espacio público en donde tuvo lugar ese encuentro”.
“Una razón por la que se criminalizan actos y exhibiciones indecentes es para evitar que el público se enfrente a actos y materiales que reducen su calidad de vida”, argumentó la acusación ante el tribunal. “Los actos indecentes están prohibidos porque someten al público a una confrontación no deseada con una conducta inapropiada”.
Stephane Deschenes, un experto en la filosofía naturista, testificó que el nudismo implica un mayor “respeto por uno mismo, respeto hacia los demás y respeto por la naturaleza o el medio ambiente”. “Cuando uno se quita la ropa, de repente la piel, el mayor órgano sensual que tenemos, revive, y se puede sentir el agua... el aire, y el sol. Se siente la naturaleza. Uno siente que es parte de ella”.
Durante el contrainterrogatorio, la acusación preguntó a Deschenes: “¿Los objetivos del naturismo se pueden lograr sin exponer los genitales en un drive-through de Tim Hortons?”
“Debo contestar que sí”, respondió el experto.
El juicio se reanuda el mes que viene, cuando se espera que el juez anuncie la fecha de la sentencia. Si el tribunal rechaza el argumento constitucionalista y Coldin es condenado, se enfrenta a una pena de hasta seis meses de cárcel.
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