Lluvias torrenciales y rágafas de viento barrieron Manhattan y provocaron caídas de árboles e inundaciones en algunas calles y subsuelos, pero Irene no descargó toda su furia sobre el corazón de Nueva York y siguió camino como tormenta tropical hacia el noreste de Estados Unidos.
Tras una
inédita orden de evacuación obligatoria para 370.000 personas que muchos desoyeron quedándose en sus casas, la Gran Manzana salió el domingo casi ilesa del tan temido huracán -luego degradado a tormenta tropical- el primero en amenazar la ciudad desde Gloria en 1985.
Fueron Coney Island en Brooklyn (sudeste), donde el agua subió hacia las 08H45 locales (1245 GMT) provocando
caos en esa popular playa conocida por su parque de atracciones, y Long Island, en el noreste del estado de Nueva York, que experimentaron algo de la furia de Irene.
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