Erica Daniel de Sanford, Florida, cuenta cómo la encontró: “Un hombre estaba vendiendo cachorrillos, cuando vi una bolsa de basura que se movía, le pregunté qué contenía y me dijo que no le prestara atención. Insistí y al abrir la bolsa, encontré un cachorrito deforme”.
La cachorrita padece de una enfermedad llamada ‘síndrome del cachorro nadador’, en la que la forma plana de su pecho le impedía caminar o sostener su cabecita. Los perros que sufren de esta enfermedad están en una postura que asemeja la de una rana nadando: con el pecho pegado al piso y las patas abiertas. Sus músculos se encuentran tiesos y no pueden moverse.
Erica acudió a un refugio, los veterinarios le dijeron que la única solución era sacrificarla. Ella cuenta que planeó llevarla a su casa esa noche y dejar que sintiera el cariño por primera vez en su vida, antes de que la sacrificaran al siguiente día. Pero algo sorprendente ocurrió esa misma noche.
Erica acudió a un refugio, los veterinarios le dijeron que la única solución era sacrificarla. Ella cuenta que planeó llevarla a su casa esa noche y dejar que sintiera el cariño por primera vez en su vida, antes de que la sacrificaran al siguiente día. Pero algo sorprendente ocurrió esa misma noche.
Erica comenzó a masajear los músculos de Harper, para mitigar el dolor que sentía. Horas después, Harper comenzó a levantar su cabecita y sus patitas comenzaron a aflojarse. Tras varios análisis quedó demostrada que Harper estaba sana y sus órganos funcionaban muy bien. Recibió sesiones de hidroterapia y masajes. Erica dice que Harper es una luchadora, pues ya es capaz de caminar.
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