Científicos de Estados Unidos y Europa advirtieron que en 2012, podría haber tormentas solares de magnitudes considerables.
ESTADOS UNIDOS.- Para 2012, “se prevén tormentas solares de gran magnitud, que podrían ocasionar una catástrofe tremenda, ya que quedarían inutilizados los transformadores de energía eléctrica y se tardaría varias décadas en poder solucionar el problema”, advirtió a AIM el representante del Observatorio de Oro Verde, Mariano Peter, quien señaló que “estamos ingresando en un período de gran actividad que se produce cada 11 años”.
En diálogo con esta Agencia, Peter expresó: “estamos ingresando a un periodo de gran actividad solar que se produce cada once años”, y explicó que ese “es el ciclo normal que tiene intervalos donde el sol está calmo – se llama mínimo solar- y cada determinada cantidad de años, la intensidad empieza a incrementar en lo que se denomina su máximo”.
Científicos de Estados Unidos y Europa advirtieron que en 2012, podría haber tormentas solares de magnitudes considerables, que “ocasionarían una catástrofe tremenda, ya que quedarían inutilizados los transformadores de energía eléctrica y se tardaría varias décadas en poder solucionar el problema”
Este tipo de tormenta, interfiere no sólo en las comunicaciones, sino también en todo lo que sea eléctrico: pudiendo dejar sin energía a todo el mundo, afectando desde los cajeros automáticos hasta los satélites de las estaciones espaciales.
“Volveríamos al siglo XIX y sería una catástrofe, ya que podríamos estar décadas sin luz; llevaría años de trabajo reactivar toda la trama de energía eléctrica y reparar la tecnología afectada”, dijo y apuntó que “si las explosiones fuesen de magnitudes nunca vistas sería como retornar al 1800, cuando una tormenta solar similar afectó el funcionamiento del telégrafo”. Sólo que en la actualidad, “traería aparejados otros problemas”.
En 1989, una tormenta solar causó la caída del sistema eléctrico de Quebec, Canadá, dejando sin energía por varias horas a unos seis millones de personas. La mayor tormenta solar registrada fue en 1859, cuando la infraestructura de comunicaciones estaba limitada a los telégrafos.
En ese sentido, la tormenta sólo afectó a oficinas de los telégrafos en todo el mundo y generó una aurora gigante que se hizo visible hasta en las islas del mar Caribe. Algunos operadores del telégrafo informaron de golpes eléctricos y el papel se prendió fuego.
Peter contó a AIM que desde que el hombre saltó el espacio y lanzó satélites para explorar el sol, “nunca ocurrió algo de similares características”. No obstante, “hay que aclarar que las tecnologías de la información y la comunicación no tenían el lugar que hoy ocupan en la sociedad”.
De todos modos, “hay observatorios y satélites que están monitoreando el sol las 24 horas”. Este método de control se llama clima espacial.
Asimismo, Estados Unidos y otros países tienen una división dentro de la Nasa que constituye un departamento que se dedica a pronosticar el clima espacial; entre los diagnósticos se encuentra la actividad solar.
En caso de detectarse alguna llamarada importante que se dirija a la Tierra, se podría disponer de unas pocas horas antes del impacto, ya que las partículas viajan a gran velocidad.
http://www.elintransigente.com/
En diálogo con esta Agencia, Peter expresó: “estamos ingresando a un periodo de gran actividad solar que se produce cada once años”, y explicó que ese “es el ciclo normal que tiene intervalos donde el sol está calmo – se llama mínimo solar- y cada determinada cantidad de años, la intensidad empieza a incrementar en lo que se denomina su máximo”.
Científicos de Estados Unidos y Europa advirtieron que en 2012, podría haber tormentas solares de magnitudes considerables, que “ocasionarían una catástrofe tremenda, ya que quedarían inutilizados los transformadores de energía eléctrica y se tardaría varias décadas en poder solucionar el problema”
Este tipo de tormenta, interfiere no sólo en las comunicaciones, sino también en todo lo que sea eléctrico: pudiendo dejar sin energía a todo el mundo, afectando desde los cajeros automáticos hasta los satélites de las estaciones espaciales.
“Volveríamos al siglo XIX y sería una catástrofe, ya que podríamos estar décadas sin luz; llevaría años de trabajo reactivar toda la trama de energía eléctrica y reparar la tecnología afectada”, dijo y apuntó que “si las explosiones fuesen de magnitudes nunca vistas sería como retornar al 1800, cuando una tormenta solar similar afectó el funcionamiento del telégrafo”. Sólo que en la actualidad, “traería aparejados otros problemas”.
En 1989, una tormenta solar causó la caída del sistema eléctrico de Quebec, Canadá, dejando sin energía por varias horas a unos seis millones de personas. La mayor tormenta solar registrada fue en 1859, cuando la infraestructura de comunicaciones estaba limitada a los telégrafos.
En ese sentido, la tormenta sólo afectó a oficinas de los telégrafos en todo el mundo y generó una aurora gigante que se hizo visible hasta en las islas del mar Caribe. Algunos operadores del telégrafo informaron de golpes eléctricos y el papel se prendió fuego.
Peter contó a AIM que desde que el hombre saltó el espacio y lanzó satélites para explorar el sol, “nunca ocurrió algo de similares características”. No obstante, “hay que aclarar que las tecnologías de la información y la comunicación no tenían el lugar que hoy ocupan en la sociedad”.
De todos modos, “hay observatorios y satélites que están monitoreando el sol las 24 horas”. Este método de control se llama clima espacial.
Asimismo, Estados Unidos y otros países tienen una división dentro de la Nasa que constituye un departamento que se dedica a pronosticar el clima espacial; entre los diagnósticos se encuentra la actividad solar.
En caso de detectarse alguna llamarada importante que se dirija a la Tierra, se podría disponer de unas pocas horas antes del impacto, ya que las partículas viajan a gran velocidad.
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