Un bebé fue sometido en España a una construcción del pene en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba (Andalucía). Se trata del primer caso en este país y quinto en el mundo. El infante nació con testículos, pero sin pene, por lo que fue intervenido como consecuencia de afalia congénita. Hasta hace pocos años, este tipo de operaciones solo se practicaban a personas adultas.
El principal experto en este tipo de cirugía, Rafael Gosálbez Rafel, urólogo pediátrico del Miami Children’s Hospital en Estados Unidos, viajó hasta Córdoba para practicar esta compleja operación que se efectuó en el marco de la 51 edición del Congreso de la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica, que organizan los cirujanos pediátricos del Reina Sofía.
De esta forma, profesionales de la Unidad de Cirugía Pediátrica de dicho hospital colaboraron con el doctor Gosálvez en la realización de este “hito médico”, como resaltó el gobierno andaluz.
La intervención era necesaria desde el punto de vista estético, pero sobre todo para preservar los riñones de infecciones frecuentes y evitar el fracaso renal.
Además, la clínica detalló que esta intervención no ha posibilitado que el pequeño pueda orinar de forma normal, por lo que se tendrá que producir una segunda cirugía para completar el procedimiento. Eso sí, la fertilidad de este paciente está “preservada” con esta operación.
Se explicó que los cirujanos del hospital cordobés, y de otros centros españoles, cuentan con experiencia previa en patologías reconstructivas del pene en adultos o adolescentes, pero nunca se había realizado una intervención mediante esta técnica en un lactante.
En esta malformación, la uretra desemboca en el ano —por lo que miccionan a través del mismo— y no existe el pene. La enfermedad es muy poco frecuente, pues afecta a uno de cada 30 millones de recién nacidos vivos, y hay alrededor de 80 casos descritos a nivel mundial.
La construcción del pene en los bebés y niños por malformación congénita llama especialmente la atención porque existe muy poca experiencia a escala mundial al respecto, entre otros motivos, por su baja incidencia. La intervención quirúrgica no solo es necesaria desde el punto de vista genital, sino que es clave para preservar los riñones de infecciones frecuentes y evitar el fracaso renal.
La afalia congénita fue descrita en 1853 por Imminger y se define como un fallo del tubérculo genital, está considera como una forma extremadamente rara de genitales ambiguos. Por ello, los bebés que nacen con esta malformación deben ser evaluados inmediatamente para determinar si existen malformaciones asociadas, ya sea en el tracto urinario o en otros órganos y sistemas.
La operación se prolongó durante ocho horas y se llevó a cabo en varias fases. En primer lugar, se desenterró la uretra del lugar en el que se encontraba, es decir, se separó de la pared anterior del recto. A continuación, se construyó una uretra artificial usando colgajo de piel del escroto, que se unió a la uretra primitiva. Finalmente, se creó un pene con colgajo de piel abdominal.
Desde el hospital se destacó que el bebé, del que no se dieron datos concretos, se encuentra estable. Aunque se aclaró que el postoperatorio de este tipo de intervenciones es “muy delicado”. Por lo que a partir de este momento el lactante precisará nuevas intervenciones en los próximos años para completar el procedimiento y también en la edad adulta.
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