Se han analizado registros durante 8 años que permiten observar una correlación entre los sueños más extravagantes y los extremos locales en la actividad geomagnética.
Junto con esta investigación, otros estudios han demostrado la relación entre la baja actividad geomagnética y el aumento en la producción de melatonina, una potente hormona que ayuda a configurar el reloj circadiano del organismo.
Tras varios análisis, el director del estudio Lipnicki, descubrió una correlación estadística entre los sueños extravagantes y la actividad geomagnética, con sueños raros que ocurren en días con una menor actividad geomagnética.
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